De todas las dimensiones posibles del proyecto, la vertical y la horizontal se presentaron desde el inicio como determinantes en la identidad del acceso a este edificio del Ensanche. El requerimiento de renovar los materiales de acabado y un limitado presupuesto se resolvió con un sistema basado en la combinación de tres materiales principales: Metal, Piedra y Madera. El sistema garantizaba la presencia de esos tres materiales en los diferentes espacios posibilitando una lectura integral de la actuación. El módulo (30 centímetros de anchura) es idéntico al formato comercial del mármol crema que ya existía en el suelo. Así, tres materiales con expresividad propia dispuestos en franjas exactas de 30 cm de anchura y diferentes alturas disuelven la idea de zócalo (cuya principal característica hubiese sido la continuidad horizontal) y materializan la costura entre los dos planos horizontales techo-pintura y suelo-piedra configurando la envolvente completa del espacio intervenido.